Perdonen por lo absoluto de esta declaración, pero no hay mejor menú para fin de año en este rincón del globo y con las temperaturas que nos depara el fin de diciembre que un buffet frío. Variado, colorido, diverso y abundante como nos gusta, pero simple y frío. Desde ya, las picadas son una pieza clave en esta propuesta.
Claro que tenemos a los fundamentalistas del asado, que lo defienden y se resisten a cualquier alternativa, y bajo este clamor el lechón o el cordero a la parrilla gana cada vez más adeptos.
Y realmente si no te corresponde pasar la tarde frente al fuego cuidando y adobando esa pieza de carne un 24 de diciembre con las altas que temperaturas que sabemos nos deparan las fiestas de fin de año, nos atreveríamos a decir que es un programón para cerrar el año.
Pero, como decía Voltaire, lo ideal es enemigo de lo bueno.
Buffet frío
La cofradía de los fuegos seguramente se enfurecerá, de modo que buscaremos defender con pericia esta afirmación.
La primera es una argumentación colaborativa. En un buffet todos pueden aportar algún platillo y nadie carga con la responsabilidad de cocinar para todos. Incluso si se trata de platos que deberán pasar por cocción y que luego se comerán fríos: pavita, escabeches, matambres, arrollados y tantos otros.
Este no es un punto menor ya que quien recibe en casa suele trabajar mucho más que el resto. Con un bufé se puede hacer un listado de lo que aportará cada uno, bajo la consigna de lucirse con el mejor plato posible, aunque este sea comprado.
El servicio es otro punto fundamental. El buffet permite armar una gran mesa donde todo estará servido antes de iniciar la celebración, no requiere que nadie este yendo y viniendo entre la zona de los fuegos y el lugar de la ingesta. Es muy conveniente para la previa y también para el momento de la comida.
Cada uno podrá servirse a gusto y no hará falta que alguien este a disposición de los comensales.
La diversidad es otro factor decisivo. Un menú a la parrilla es casi excluyentemente carnívoro. Un buffet permite jugar con todos las elecciones alimentarias.
Una buena selección de ensaladas cubre con creces las demandas vegetariana o vegana, e incluso las necesidades producto de alergias o intolerancias alimentarias. Cada participante, si bien no solo cocina para si mismo, satisface su gusto o necesidad.
Las altas temperaturas, al menos en este rincón del planeta, son un condicionante que nos pide astucia a la hora de organizar estas celebraciones.
Si bien la abundancia del buffet nos brinda una paleta más amplia de opciones y eso podría no ser una buena argumentación nutricional, lo cierto es que no es necesario que comamos todo lo dispuesto. Siempre podemos elegir.
Lo que recomiendan los especialistas en alimentación es que, frente a las altas temperaturas de estas fechas, lo más inteligente es la moderación tanto en el consumo de alimentos como de bebidas. El buffet nos permite ser consumidores inteligentes. Si la oferta de vegetales es abundante en la mesa, no resultará muy difícil ser moderado en la ingesta.
¿Cómo calcular?
Una de las desventajas de estas celebraciones es el desperdicio de comida. Suele dominarnos el miedo a que falte y por eso muchas veces exageramos. Por suerte, es fácil controlar el desperdicio.
En los eventos profesionales, las empresas de catering estiman un kilo de alimentos por persona para una celebración larga, una boda, por ejemplo. La cifra suena fuerte, pero en estos eventos, donde se “bandejea” la comida, la abundancia extra es un recurso para que todos los convidados puedan probar la diversidad de bocados.
Está claro que aquí hay desperdicio y luego de estos eventos, muchas empresas tienen acuerdos con ONG solidarias que distribuyen parte del excedente.
La cifra que usan los profesionales es un buen punto de partida para nuestro cálculo. Medio kilo de alimentos pareciera una cantidad los suficientemente abundante para satisfacer a los comensales. En este número entra las entradas, el plato fuerte si lo hubiera, el postre y por supuesto el brindis que, con pan dulce, frutas secas, turrones y otras vituallas, suele ser un paso muy contundente.
Infaltables
Las picadas de quesos y las picadas de fiambres juegan aquí un rol muy interesante. Favorecen el espíritu del buffet, gusta a la mayoría de los comensales, incluso a los pequeños, y suelen ser muy buen acompañamientos de todo tipo de preparaciones. Aquí conviene calcular entre 80 y 100 gramos por comensal para que se puedan disfrutar los demás platos.
Luego se podrán sumar muchos de las preparaciones clásicas, esas que estan tan cerca de nuestro corazón y nuestro paladar emotivo. Vitel Toné, matambre, mayonesa de arroz con atún, huevos rellenos, carnes frías con alguna salsa ad hoc, ceviche o tiraditos de pescado, ensaladas con hojas verdes y vegetales que aporten sabores frescos, frutas frescas que podrán ser usadas como pieza dentro de la ensalada o en el aliño de la misma.
La opción de un buffet nos permite ser ingeniosos y cubrir todas las necesidades de nuestra mesa de fin de año.